“Hola, solo escribo para saber cómo estás y… bueno… para decirte que te extraño mucho. Fue mi error, sí. Mío. El haberte dejado. Me porté mal contigo, y ahora sé que no te lo merecías. Lo siento. Lo siento enormemente.” Así comenzaba aquella carta. Venía de alguien a quien Laura creía olvidado. Al principio, su lectura le provocó una punzada de rencor. Pero a medida que avanzaba entre las líneas —tímidas, heridas, dolidas—, algo se removía dentro de ella. A pesar de todo lo que él le hizo pasar, también había sido alguien importante. Un cosquilleo suave se le instaló en el pecho, como si el pasado susurrara desde el fondo. Pasaron los días, y más cartas comenzaron a llegar. Siempre del mismo remitente: ese hombre que una vez fue su todo. “Mi intención nunca fue lastimarte, pero lo hice. Y lo lamento.” Laura no respondió ninguna. No sabía cómo. Al principio, las rompía tras leerlas, como si quisiera negarle el poder de afectarla. Pero un día, sin saber por qué, guardó una. Luego otra. Y...
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Mostrando entradas de agosto, 2010
Para cuando el nuevo día comenzó él despertaba con la falsa idea de que ella se quedaría, se levantó y miro las maletas en la puerta -¡amor puedes subir las maletas al auto!- le grito desde la ducha, Sí era una realidad ella se iba, sin embargo algo en él aún no despertaba pues aun no comprendía bien el hecho de la partida. Por la tarde una vez registrada en el avión fueron a comer y a esperar a que la llamaran para abordar - ¿A qué hora sale tu avión- preguntó al tiempo en que daba un sorbo a su taza con café - En media hora- dijo ella mirandolo a los ojos. Y él seguía sin comprender que ya, muy pronto, ella se iría Al dar las cuatro se levantaron de su mesa y caminaron hacia la sala de abordar, él llevaba las maletas, ella sus boletos. Todo parcía muy normal, y él seguía tranquilo. - Bueno pues creo que es momento, ¿no me vas a decir nada? - Bien sabes que no soy bueno para las despedidas. - Podrías abrazarme. Ese fue el abrazo más largo que jamás h...
Harta ya de las mismas cosas, de las mentiras y de los engaños, ¿qué se creía ese, qué la podía engañar? ¡jamás!. Por un instante creyó, pensó que tal vez si le daba esa oportunidad, algo -aunque mínimo- sería diferente y que podría funcionar, pero no, él jamás cambiaría su forma de ser siempre será la misma. Un patan e hipócrita que dice estar enamorado para luego irse con la misma con la que supuetsamente tantas veces la dañado, aquella última vez le dijo sería la última ¿cumplió? No, seguían viéndose. Imposible creer en el amor de esa forma, imposible querer y dejarse querer. Sin embargo, esta misma noche ella conoció a alguién. ¿será distinto? o solo alguien más que ni siquiera en ella se fijará...