Riesgos

Los riesgos son inevitables.
Vivir implica tomarlos.

A veces parecen pequeños —una palabra dicha, una decisión postergada, una despedida no pronunciada—
y otras veces son enormes, abismales, como saltar sin saber si abajo hay red.

Nos dicen que hay que arriesgar, que solo así se gana.
Y es verdad…
pero también es verdad que cada riesgo lleva consigo una consecuencia.
Y no siempre es una buena.

Tomar riesgos requiere valentía, sí,
pero también conciencia.
Porque hay saltos que no tienen regreso,
y heridas que no se cierran solo con el paso del tiempo.

Vivir es arriesgarse,
pero también pensar:
¿estoy listo para lo que venga después?



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