Ella (fin)

Pero lo hace, él al final despierta
-No, no, no- gime entre sueños, dando miles de vueltas alrededor de la cama y las sabanas
-¡No!- grita agudamente mientras su hermoso sueño termina de golpe
-No, por fvaor, no- dice llorando.
Él se levanta colérico y comienza a golpear todo lo que a su paso encuentra,arroja todo hacia la pared, descatando su furia, mintiendose a si mismo al golpear las cosas, tratando de ocultar su impotencia, -quiero volver a verla- dice cansado.
-Los siento pero me tengo que ir- una hermosa pero triste voz susurra, esa frase, era demasiado dolorosa, esa frase golpeaba su cabeza una y otra vez, dando miles de vueltas.
él, furico, devastado, gritaba desconsolado
-¡Maldita sea!- gritaba, cada vez con mas fuerza
-Me tengo que ir- esa hermosa voz, con ese acento tan peculair nuevamente susurraba, y él al escucharla de nueva cuenta, callo al suelo rendido, ya no tenía fuerzas, no teía ganas de seguir con su descontrolado arrebato de ira. Y a en el suelo dijo: -solo fue un sueño, nada más que un sueño- y la tristeza comenzo a caer por sus mejillas, sabia que nadia podía hacer, todo había sido un sueño.

Ya en el suelo, él volvió a quedarse dormido, y en sus sueños logro revivir todos esos sueños pasados que, para él, fueron realidad. ÉL y ella, la hermosa chica del vestido rojo habían vivido un romance envidiable.

Él, en el suelo, siente un beso en sus mejillas llenas de lamento, y lentamente comienza a abrir sus ojos y, en el proceso, esos hermosos ojos cafés, los labios, el calor del cuerpo, y ese delicado y cautivante olor se van desvaneciendo peridendose en la memoria. La silueta se va difuminando en el sueño -Me tengo que ir- escucha por última vez y queda completamnete despierto, sabe que esta en el suelo y se queda recostado mirando el techo - todo fue un sueño- dice, y nuevamente la trsiteza lo aborda haciendolo llorar. Él ya no dice nada, llora en silencio.

No hay chica de vestido rojo, nunca la hubo, todo había terminado y ella jamás regresaría. él nuevamente cierra los ojos y busca el vestido rojo, quiere ver los ojso, la silueta, lo que sea; sin embrago es inutil ella ya no esta.

Ahora solo hay oscuridad, nada más, solo el y la inmensidad que poco a poco lo va cobijando, sintio un último abrazo, percibió un último aroma casi imperceptible y, finalmente, todo se desvaneció tras una hermosa mirada que se iba volviendo mas oscura detrás de una puerta. El abandono lo cubrío en su manto, ella ya nunca volvería.

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