Aprendiendo
Click. (El sonido seco del obturador)
—¡Listo!
—Oh... qué linda foto.
—¡Gracias!
—En verdad, es una grandiosa toma.
—Muchas gracias, la verdad es que soy nueva en esto.
—Pues no lo parece.
—¿En serio? ¿Usted cree?
—Sí. He tomado muchas fotos, y sin embargo, la suya supera por mucho a las mías.
—Vaya... no sé qué decir.
—No tiene por qué. (Se sonroja y ríe)
—¿Gusta tomar un café?
—Me encantaría.
—Y dígame... ¿es usted nueva por aquí? Nunca la había visto. Créame, de haberlo hecho, no la olvidaría.
—Mmm... sí (ríe), soy nueva. Recién llegué.
—Entonces necesitará un guía.
—Oh, qué amable... pero, ¿sabe?... no pienso quedarme mucho.
—¿Cómo? ¿Acaso no le gusta nuestro pueblo?
—Sí, sí me gusta. Es un pueblo encantador. Pero sucede que sólo estaré unos días…
Solo vine a tomar unas fotografías. Usted sabe, recuerdos que quiero conservar.
—¿Recuerdos de qué? ¿No es usted nueva por aquí?
—Bueno, sí... ahora lo soy. Pero años atrás no lo fui.
—¿Perdón?
—¡Sí! Mire, mire aquí, en esta fotografía.
—Pero... si es usted… pero esto fue hace años.
—Lo ve.
—No lo comprendo... ¿cómo tomó esa foto hace tanto y aún se ve igual?
—¿Que no comprende?
—No, la verdad es que no… ¿Debo temer?
—No, no lo creo. Como dije, sólo vine por unos días. De hecho, hoy es el último.
—En verdad me tiene perplejo… nada tiene sentido.
—Y me lo dice a mí… la vida no tiene sentido. O eso pensaba.
—¿Qué? ¿Ahora piensa distinto?
—No, aún no. Por eso vengo cada año. Para ver si puedo encontrarlo. El sentido. El destino. Pero cada año es lo mismo.
—Supongo —si me lo permite— que la vida es una serie de incoherencias y trivialidades, que confunden y sorprenden. (Ríe) Y siempre tratamos de entenderlas, cuando en realidad… sólo debemos vivir.
Total… ¿qué más da si algo no podemos explicar?
Debemos vivir. Sin lo banal. Sin pensar en el final. Cuando llegue, llegará. Y sin importar lo que hagamos… pasará. Es inevitable.
Mejor ocupémonos de nuestra felicidad.
Al final, todo se junta, se une en una sola cosa: en qué tan felices o desdichados vivimos.
Así sabremos qué tan bien —o mal— hemos vivido.
—Vaya… qué profundo.
—Sí… eso lo entendí minutos antes de morir.
—¿Cómo? ¿Usted está… muerto?
—Sí. Creía que ya lo sabía. Usted también lo está.
—¿Qué? Bueno… yo sí lo sabía, ya se lo había dicho. Pero nunca lo pensé de usted. Actuaba tan sorprendido y extrañado.
—Sí… lo sé. Es parte de mi trabajo.
—Entonces… este pueblo, la gente, nosotros…
—Así es. Todos muertos. Esperando encontrar la respuesta. Viviendo sus recuerdos. Como usted. (Ella se sienta y comienza a llorar)
—No… no llore. Pronto encontrará el sentido.
—¿Usted cree?
—Sí.
O de lo contrario…
no estaría aquí, hablando con usted.
—Bueno… al menos me alegra no estar sola.
—¿Sola? Nunca ha estado sola. Mire… mire bien sus fotografías.
—Qué extraño… en todas ellas están esas personas con las que viví, o con quienes compartí algo.
—Así es. Cuando se fue, dejó un dolor muy grande en cada una de esas personas.
Sin embargo, nunca la olvidaron. Siempre vivirá en ellas.
Por siempre.
—Entonces…
—Sí.
Así es.
Comentarios
eso lo descubrí ayer... pero tu te encargaste de describirlo a la perfección
ahora estoy confundida y sorprendida...
Saludos!
un beso!
Me encanta pasar por aquí :)
Saludos y mucha suerte!