Otra de Principes y Princesas

La tortuga camina a paso lento, de que otra manera iba a caminar sino era esa, nunca habia sido demasaido rápida, es más, la vida de ella, toda su vida era muuy leeenta, demasiado pero pareciera no importarle, ella caminaba a su paso lento, despreocupada, no llevaba prisa ni tenía ningun contratiempo. Era la tortuga mas lenta del reino.

Gracias a su lentitud conocia muchas cosas, veía demasiado con esos ojos que parecen cansados y apagados, lo que mas llamó su ateción fue un pequeño muchacho, de esos que parecen niñatos aunque no lo sean... Cuado lo vio por primera vez inmediatamente sus ojos se abrieron, más de lo que habían hecho jamás. Ese niño sonreia y hacía bromas, brincaba y gritaba parecía nada importarle, pero la tortuga vio algo mas que eso, no vio al niño como el niño que era, vio a una persona con sentimientos, miedos y dudas...

Ella se acercó con ese paso lento que tanto la caracterizaba, el niño sonriendo la miro e inmediatamente se acercó. Tímidamente se quedo parado, solo observando y la tortuga lo secundo. Ahora los dos se miraban sin hacer o decir nada, el niño nunca había sido de esos que tomaran la iniciativa o dieran el primer paso. Espero que la extraña tortuga lo hiciera; y lo hizo, la toruga fue quien se acercó y comenzó a platicar sabía que el niño jamás lo haría
-Hola- dijo la toruga con esa voz roca y pausada
sorpendido, el niño respondío el saludo, se portó muy educado, como suele hacerlo cuando recien conoce a alguien.
Platicaron un tiempo y el niño comenzó a tomar un poco de confianza dejo de hablarle de "usted" y comenzó por tratarla de "tú", comenzo a reir con ella a contra chistes y anecdotas en fin hizo lo que siempre hacia: reir y parecer inmaduro y despreocupado.
La tortuga sabía no era así del todo, había algo más
¿que era? -se preguntaba-
Supo despues que el niño sentía, obvio, todos lo hacen.
-¿Qué te pasa muchacho?- pregunto suavemente
-Nada, estoy enamorado-
La toruga rió agudamente
El niño agacho la mirada, se sentía como un tonto
-Que sucede porque te pones colorado, no has hecho nada malo, y el amor no es algo de lo que te debas avergonzar, ¡anda! cuantame con toda confianza-
-Pues veras, lo que sucede es que conocí a una chica muy hermosa pero ¿sabes?, es una princesa de esas que parecen estrellas del cielo "Inalcanzables". Además que puede ver en mí, yo un niño ordinario, seguro ella busca un príncipe de esos en corcel, fuertes, guapos. ¿Entiendes?-
-Mira, en mi vida, me he topado con miles de personas todas diferentes, ¡humanas! eso es, eso es lo que eran, ¿Eres tú humano?-
-Sí- respondió extrañado
-Entonces eres capaz de hacer cosas humanas- Respondió con aires de sabiduria
-Si, spongo que sí- Contesto un tanto confundido
-Bueno, entonces quiero hagas una cosa, mañana ve a verla y dile lo mas simple del mundo: Hola-
-¿Hola?, pero si ni siquiera sabe que existó, y si lo sabe debe pensar que soy un tonto o algo así-
-Tú eres el tonto por pensar así, acercate, saludala y hablale, no creo que te mate-
-esta bien, lo haré- respondio indeciso, era más fácil decirlo que hacerlo.

El niño se fue, tenía mucho que pensar y demasiado por soñar: Era un soñador por excelencia. Practico miles de saludos, mas nunca se atrevió. Días y días pasaron y la tortuga solo observaba, no tenía prisa, confiaba en que el niño algún día se atreviera, pero nada, ningún resultado positivo.

Finalmente un día en un viaje de esos que realizaban realeza y demás hacía los feudos del reino. Niño y princesa se toparon. El niño había practicado miles de saludos, más nunca imagino toparse con la princesa; así que como dijo la tortuga, solo dojo -hola- y la princesa muy sonriente le respondió el saludo
-Esa princesa es especial- pensaba mientras proseguía con la plática.

La tortuga no hacía más que mirar, a eso se dedicaba desde ya varios centenares de años.

La vida, el día, el tiempo transcurrió y estos dos, por alguna razón (¿Será que la tortuga algo tuvo que ver?) sabian que algo estaba creciendo dentro de ellos.

Él ya no estaba asustado de hablarle, es más se sentía demasiado comodo a su lado, ella le correspondía en las charlas y las miradas. Ambos sonreían

Y la tortuga contemplaba a aquellos dos desde un lugar alejado trazando una mueca muy peculiar, su trabajo estaba hecho.

Comentarios

Jo ha dicho que…
creo que me reflejo un poco en este relato... antes de intentar nada ... tengo miedo... y terror por atreverme
Fernanda Zepeda ha dicho que…
que cosas tan maravillosas dices....
esas cosas, de quien menos te esperas, son las qe mas te ayudan a salir adelante...
te leo!!!
tu texto es precioso, como todos...
Don Juan ha dicho que…
Muchas gracias! aprecio nel hecho de ser leido y que mis letras sean de tu agrado

Entradas populares de este blog

¡Qué demonios!

Fantasma del pasado

De 2012 a 2025