SÁLVAME
Lucía, desde la penumbra de su habitación, mira por la ventana.
Espera.
Espera que alguien aparezca.
Alguien que la saque de ahí.
Ya está cansada de vivir bajo esas sombras que no la sueltan.
Anhela que, una vez más, los rayos del sol atraviesen el complejo, que la alcancen, que la abracen.
Quiere sonreírle al cielo.
La oscuridad fue tolerable un tiempo, incluso cómoda. Pero ahora... ahora es incontenible.
A veces, parecía que las sombras retrocedían. Pero bastaba con que ella intentara asomarse más allá del pasillo, para que se alzaran con furia y trataran de devorarla sin piedad.
Entonces, aterrada, volvía a su lugar de siempre: la ventana.
Su trinchera de luz.
Cada día, esa mancha lóbrega se acerca un poco más.
La observa, la ronda, pretende engullirla.
Y ella... ella reza.
Reza porque el siguiente rayo de sol sea lo suficientemente fulgente como para disipar la oscuridad.
Con el dedo tembloroso escribe sobre el vidrio empañado:
“Sálvame”
—esperando que la luz lo lea y la envuelva, al fin, en su calidez
Comentarios
bueno... yo creo
me pregunto si yo he dado las señales correctas para pedir la salvación...
joder
o quizás es que lo he pedido tantas veces que ya no sé cuando necesito en realidad ser salvada...
caray, qué cosas, aún así, muy bueno lo que has escrito, espero la próxima!
saludos!
Saludos! y buen día xD