¡Qué demonios!

Recordar, eso es todo, las memorias que en ocasiones nos persiguen y que otras tantas nosotros con gran ahínco perseguimos o buscamos. A veces esas memorias llegan de golpe y sacuden la cabeza, es parte de una vida traducida a un simple momento en el que todo, absolutamente todo, llega. Y te recuerdas en otras circunstancias, muchas ves más feliz de o que en esos momentos te sentías.

Recordar el pasado no es más que recordar viejos tratos... Muchas veces se quiere regresar a ellos.

Eso fue lo que le sucedió a Karla, una mañana al despertar recordó aquella época en la que lo conoció, se proyecto feliz, nis siquiera pensó en los momentos "difíciles" -aquellos que ocasionaron la ruptura de aquel "olvidado" amor-. Se concibió contenta y enamorada, los besos y las miradas eran los que abordaban su mente, sonreía por recordar, y mientras sonreía se notaba en su mirada la tristeza (esa que se siente por ser feliz), las memorias eran mejores, inclusive competían con lo que en su momento, llegó a sentir.

Lo recordaba a él, tan dulce y entregado, las cosas que hicieron juntos. Y todo ya era un mezcla de melancolía y alegría, momentos felices que terminaron. Cosas que, tal vez, debieron de pasar.