Ojalá estuvieses aquí,
ojalá existieses, abandono.
Ojalá fueras más que ausencia,
más que esta sombra larga que me acompaña.
Te llamo sin voz,
te escribo sin nombre,
te espero sin fecha.
Eres el hueco en la almohada,
el lugar vacío en la mesa,
el pensamiento que llega sin ser invitado
y se queda hasta que el día se apaga.
Ojalá estuvieses aquí,
para llenar este silencio que duele,
para inventarnos una historia que no tuvimos
o revivir aquella que se rompió sin aviso.
Pero no estás.
No estás ni aquí, ni allá,
ni siquiera en el recuerdo completo.
Solo quedas como un eco:
lejano, confuso,
irrepetible.
Y aun así,
ojalá estuvieses aquí.
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